¡No me toque!

¡No me toque!... Solo contemple como sufre mi cuerpo.

Fíjese en la miseria de mi corazón pidiendo piedad.

Pidiendo silenciosamente, sin esperar respuesta alguna.

Rajándose en mil pedazos al oír la cruel verdad.

Examine cada parte de mi ser al desangrarse lentamente,

poco a poco, experimentando una sensación de dolor.

El sentimiento más intenso, jamás sentido por esa criatura.

Pero, no me ayude, solo mira...Me hará un gran favor.

!No se acerque!... Insolente caballero oscuro.

No quiero ver más sus profundos ojos negros,

que tanto daño en su tiempo me causaron,

los que me miraban, recordándome nuestros logros

Tú, que viniste en busca de mi salvación

ahora mi dolorosa muerte ha de mirar..

Desnuda en un charco de lagrimas color labial,

sin poder nada más que esta amarga muerte observar.

Martina Piechaczek (1º Bach.-B)