domingo, 19 de octubre de 2014

(1) Educar no es llenar, sino encender.

(2) Educar es favorecer la adicción al gozo intelectual.

(3) Aprender tiene tres fases: el estímulo, la conversación y la comprensión, y con cada una de ellas existe la oportunidad para un gozo intelectual.

(4) Conversar es escuchar antes de hablar: qué fácil, qué difícil.

(5) Enseñar a alguien es llevarlo, de la mano de la conversación, hasta el borde mismo de la comprensión.

(6) Enseñar no consiste en inyectar comprensiones, sino en señalar caminos para tropezarse con ellas.

(7) La clase magistral en la que más de cien alumnos asisten a una exposición —que siempre pueden leer antes o después— es un timo educativo.

(8) Se puede estimular y conversar, pero comprender, lo que se dice comprender, se comprende siempre en la más estricta soledad.

(9) Diez personas pasean y conversan (método peripatético); 40 escuchan y quizá pregunten, pero ya no conversan; 100 son espectáculo, y 500, ceremonia.

(10) Conocimiento sin crítica es más preocupante que crítica sin conocimiento.

(11) El examen tradicional se parece a una confesión forzada en la que el alumno accede a simular que ha comprendido.

(12) En los primeros 10 años de escuela quizá solo merezcan la pena dos cosas: ejercitar el lenguaje (leer y escribir en varios idiomas, matemática, música, dibujo…) y entrenar el hábito de la conversación y la crítica.

(13) Existe una inversión en la que siempre se gana y cuyo beneficio siempre cabe en el equipaje de mano, no se puede perder, ni nadie puede robar: la educación.

JORGE WAGENSBERG 16 OCT 2014

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