miércoles, 4 de noviembre de 2015


... la República Democrática del Congo, está considerado por la ONU como el peor lugar del mundo donde puede nacer una mujer, el país donde una niña tendrá peores condiciones de vida y menos oportunidades para progresar. (...)

Las congoleñas están en el centro de la vida de las comunidades en los pueblos y aldeas donde habitan. Ellas son quienes cultivan los campos, quienes se ocupan del ganado, quienes venden las cosechas y manejan la economía de sus familias. Mientras los hombres no trabajan, u ocupan cualquier cargo administrativo al que ninguna mujer tiene acceso, ellas cuidan de las casas, de las tierras, de los hijos. Por eso destruir a las mujeres es el método más simple, más directo y eficaz, para destruir las comunidades a las que pertenecen. (...)

... el arma más utilizada en la guerra que padece este país es la violación, aunque ese término no se aplica en este contexto a una penetración sexual obtenida por la fuerza. (...) Los soldados entran en una casa y violan a mujeres y niñas penetrándolas con sus cuchillos o con las bayonetas de sus fusiles. Así, destrozan por dentro y por completo a cualquier mujer que encuentren en una casa, ya sea un bebé o una anciana. O encañonan al marido y le piden a uno de sus hijos que viole a su madre. Si se niega, matan a su padre. Luego a uno de sus hermanos. Después a otro, y a otro más, hasta acabar con todos. Ellos mismos hacen el trabajo con sus cuchillos y las abandonan en sus casas o las dejan tiradas por los caminos. Las que sobreviven, tienen que afrontar después el abandono de sus maridos, que las repudian, y el de sus familias, que se avergüenzan de ellas.

Esta guerra feroz y lejana, de la que tal vez ustedes ni siquiera hayan oído hablar, se ha recrudecido de manera extraordinaria durante los últimos años. A la violencia política, étnica, religiosa, se ha sumado ahora la competencia por el coltán, un mineral raro en todos los sentidos –porque sus reservas son escasas y porque su nombre apenas se había escuchado hasta ahora– que es esencial para fabricar los teléfonos móviles que todos usamos. La República Democrática del Congo es el país con mayores yacimientos de coltán del planeta, y las empresas de telefonía radicadas en los limpios, civilizados y democráticos países del mundo civilizado están dispuestas a conseguirlo a cualquier precio. Se pueden hacer smartphones sin coltán –de hecho, al menos una empresa española, BQ, los hace–, pero, por lo visto, para las grandes compañías, la guerra en el Congo resulta más competitiva que la innovación tecnológica. (...)

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