domingo, 15 de enero de 2023

12.5. Propuestas políticas de las principales obras utópicas

 Vamos a hacer referencia a las tres principales obras utópicas, con propuestas de mejoras políticas, de la tradición cultural occidental:República” (Edad Antigua), “La Ciudad de Dios” (Edad Media) y “Utopía” (Edad Moderna). … [Las obras de carácter utópico de la Edad Contemporánea son, como ya indicamos, distopías.]

1. República

En la Antigüedad, las principales propuestas políticas utópicas las encon-tramos en la que pasa por ser la primera obra filosófica que podemos calificar de utópica:República” (siglo IV a.C.); muchas de cuyas ideas serán después copiadas por los utopistas posteriores. … Las propuestas políticas de la “República” están dirigidas al establecimiento de un Estado ideal basado en la Justicia social (entendida ésta como armonía entre las clases sociales); entre esas propuestas podemos destacar las tres siguientes:

(1)      Políticamente, el Estado ideal debe ser una aristocracia o gobierno de los “mejores”; entendiendo “mejores” como “los más sabios y más buenos”, que, según se nos dice en “República”, son los filósofos. … Y es que, solo pueden gobernar bien (con justicia) los que saben lo qué es el Bien moral (y la Justicia); y estos son los filósofos, los mejor formados intelectual y moralmente (Política y Ética van, pues, de la mano). …

(2)      Socialmente, el Estado ideal ha de estar dividido en tres clases sociales: (1) la de los gobernantes (los más sabios); (2) la de los guardianes (los más valerosos) y (3) la de los productores (el resto de personas). Si cada una de las tres clases sociales (gobernantes-guardianes-productores) cumple bien con la función que le es propia (dirigir-defender-producir), surge la armonía o justicia social. … Pero para ello se considera imprescindible que las dos clases superiores (gobernantes-guardianes) vivan en régimen comunista: no poseerán sus individuos nada en propiedad (ni casa, ni hacienda, ni familia...).  Solo así podrá evitarse que se corrompan, usando en provecho propio su privilegiada situación.

(3)      La educación ha de ser integral (física y mental) y su objetivo último ha de ser alcanzar la Sabiduría; algo que, sin embargo, solo lo consiguen unos pocos (que serán los futuros gobernantes). … La educación de hecho es un medio para adscribir los ciudadanos a las distintas clases sociales, por lo que ha de ser competencia exclusiva del Estado. Es la primera vez que se  habla en favor de un sistema público de enseñanza, y es que la educación de los niños era considerado algo tan importante que no podía ser confiada a cualquiera (ni siquiera a los padres). …

Si aplicáramos estas ideas al mundo contemporáneo tendríamos que exigir que nuestros gobernantes no fueran solo políticos profesionales, sino que fueran también personas con una buena formación intelectual y moral (algo que no puede lograrse más que con una adecuada educación filosófica). … 

Evidentemente el problema es que no contamos ya ni siquiera con un sistema educativo que tenga como meta principal la formación humanística (en concreto,  la Filosofía cada vez tiene menos peso como materia curricular en la educación). … ¡Una equivocada idea del principio de utilidad  está corrompiendo todos los ámbitos de la vida! (hoy solo se considera útil lo que es rentable económicamente).  Bajo ese prisma es imposible formar personas que amen la verdad y se liberen de los deseos mundanos que corrompen el carácter (personas incorruptibles). …

2. La Ciudad de Dios

La segunda gran referencia en los orígenes del pensamiento utópico la encontramos en una obra filosófico-teológica escrita en los albores de la Edad Media (principios del siglo V):La Ciudad de Dios”. … Las propuestas políticas de  La Ciudad de Dios” están dirigidas a preparar la llegada del Reino de Dios (la “Ciudad de Dios”, la “Sociedad Perfecta”). Muchas de esas propuestas ya figuraban en “República”, pero ahora son adaptadas a los principios de la religión cristiana; veamos:

(1)      Si en “República” se nos proponía como mejor forma de Estado una aristocracia y como mejores gobernantes los filósofos (los más sabios); … en “La ciudad de Dios”, en cambio, se nos transmite la idea de que es indiferente la forma que adopte el Estado  (aristocracia,  monarquía o democracia); lo importante es que sus gobernantes sean buenos cristianos y gobiernen teniendo en cuenta las enseñanzas de su líder espiritual, que dijo aquello de “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (la Política iría ahora de la mano de la Religión). …

(2)      Si en “República” se nos proponía una sociedad clasista, en la que las dos clases superiores (gobernantes y guardianes) vivían en régimen comunista (sin propiedad privada); en “La ciudad de Dios”, aunque se mantiene la propuesta de sociedad clasista para los Estados mundanos, la idea de un “régimen comunista” para las clases superiores es sustituida por la de “comunidad afectiva ideal de todos los cristianos”; un ideal fundamentado en el amor universal al prójimo que se hará realmente efectivo con la llegada del Reino de Dios, al final de la historia (Comunión de los Santos). …  

(3)      Si en “República” se nos proponía la educación como medio de alcanzar sabiduría (algo que, sin embargo, solo pueden alcanzar los más capacitados intelectualmente, los futuros gobernantes); en “La Ciudad de Dios” subyace la idea de que la educación por sí sola no es suficiente para lograr la verdadera sabiduría (la que conduce a Dios), sino que ésta requiere de la iluminación divina, o sea, de la gracia de Dios (y esa iluminación puede alcanzar a todos los seres humanos, con tal de que tengan fe, es decir, que crean en Dios). …

Los primeros capítulos de “La Ciudad de Dios” están dedicados principalmente a refutar la opinión de que el saqueo de Roma por los godos (año 410) había sido causada por la aceptación del cristianismo y por el abandono de los dioses del Imperio, que en castigo habían dejado a Roma desamparada en manos de los bárbaros. 

El resto del libro se dedica, fundamentalmente, a exponernos el desarrollo de  la historia humana, desde la creación del mundo hasta el Juicio final, como la lucha constante entre dos ciudades: la ciudad terrena (la de los pecadores y reprobados) y la Ciudad de Dios (la de los justos y predestinados). …

3. Utopía

En la Edad Moderna nos encontramos con la obra cumbre del pensamiento utópico, la que ha dado nombre al género literario en que se plasma dicho pensamiento:Utopía” (1516). … Las propuestas políticas de  Utopía” están dirigidas a la creación de una comunidad justa y feliz, basada en los ideales filosóficos y políticos del mundo clásico y del cristianismo. … Entre las muchas propuestas políticas de esta obra citaremos de forma sintética las tres siguientes, en la línea de las ya citadas en “República” y en “La ciudad de Dios”, y en comparación con la situación de las sociedades europeas de la época:

(1)      A diferencia de las monarquías hereditarias modernas,  en “Utopía” se nos propone una república democrática, cuyos gobernantes son elegidos mediante votación secreta. … Ahora bien, hay que señalar que la república utopiana presenta importantes diferencias con respecto a las democracias actuales, por ejemplo,  en ella sólo pueden votar los hombres mayores de edad y, aunque  los dirigentes locales son renovados anualmente, el cargo de príncipe (gobernante supremo de Utopía) es vitalicio (solo puede ser depuesto en caso de que se demuestre que es un tirano).

(2)      A diferencia de las sociedades clasistas de la época y sus regímenes de propiedad privada (causa de injustas desigualdades y de relaciones conflictivas), en “Utopía” se nos propone claramente una sociedad igualitaria y un régimen comunista, es decir, una sociedad sin clases y sin propiedad privada. … Sin embargo, la igualdad de la sociedad utopiana no es absoluta, pues las personas con aptitudes para la ciencia son liberadas del trabajo físico y pasadas al rango de los sabios, y los trabajos pesados y desagradables son desempeñados por los prisioneros de guerra y los conciudadanos delincuentes (a los que se convierte en esclavos). …

(3)      A diferencia de la educación de la época, sólo al alcance de los poderosos (ya fueran nobles o clérigos) y casi toda ella en manos, todavía,  de la Iglesia (si exceptuamos las enseñanzas relativas a la formación profesional exigida por la actividad artesanal y comercial, que se realizaba al margen de ella), en “Utopía” se aboga claramente por una educación universal y estatal de carácter humanista y racional. … Todos los habitantes de Utopía  tienen acceso a la educación, siendo el Estado el responsable último de toda su planificación. Esa educación utopiana implica una formación, no solo académica y profesional, sino también moral, y está orientada a la formación de buenos ciudadanos (la Política y la Ética están estrechamente unidas en la actividad pública de los utopianos). …  

La obra “Utopía” consta de dos partes: la primera es un diálogo que describe la sociedad inglesa de los siglos XV y XVI y la segunda parte es la narración que uno de los personajes realiza para describirnos la sociedad de la isla Utopía. …

En “Utopía” se establece una clara contraposición entre la sociedad existente y la que debería existir:  la sociedad existente es la de la Inglaterra de la época en que fue escrita la obra (1516), una época de miseria material y moral generalizadas (hambre y servidumbre de los campesinos; soldados que vuelven de la guerra y se ven obligados a dedicarse al robo y al pillaje porque no tienen trabajo; crueldad de la represión judicial; falta de escrúpulos de las clases privilegiadas, etc.);  la sociedad que debería existir es la de la isla de Utopía, un mundo perfecto, en el que todos los hombres son iguales en derechos y mantienen una relación idílica con su entorno natural. 

La obra “Utopía” cumple claramente los dos objetivos generales del pensamiento utópico: (1) crítica de la sociedad real  existente, por injusta e indigna para la vida humana, y (2) propuesta de una sociedad alternativa, organizada según criterios estrictamente racionales y cuyos objetivos son la justicia y la felicidad. …

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