domingo, 15 de enero de 2023

12.8. Últimos intentos de hacer realidad la utopía: ¿fin de la utopía?

 A pesar del pesimismo generalizado y del auge del pensamiento distópico en la primera mitad del siglo XX, algunos filósofos siguieron creyendo en las posibilidades del pensamiento utópico;  eso sí,  sin caer en los errores de las propuestas utópicas anteriores, para lo cual, intentaron dotar a la utopía de un mayor rigor científico y ético. …

Entre las obras más representativas de ese nuevo pensamiento utópico podemos citar las siguientes:El espíritu de la utopía” (1918-1923), “El principio esperanza” (1954-1959),  Walden Dos” (1948), … y “El hombre unidimensional” (1964). …

Muchas de estas nuevas ideas utópicas prendieron inmediatamente en un amplio sector de la juventud que no se resignaba a un futuro sin esperanza. Estos jóvenes se volvieron inconformistas y críticos con la sociedad que habían heredado de sus padres, hasta el punto de que en la década de los 60 (la llamada “década prodigiosa”) intentarán llevar a la práctica la utopía de un mundo mejor basada en el amor y la libertad.  … Los intentos más simbólicos fueron estos dos: (1) la revolución estudiantil de Mayo del 68 en París y (2) los movimientos hippies en California. En esos años llegaron a concretarse bastantes movimientos contestatarios y experiencias de “vida en comuna”, bajo la bandera de la igualdad y el amor libre.

Los estudiantes del Mayo del 68 escribieron en un muro de la Sorbona este eslogan:Sous les pavés, la plage” (bajo los adoquines, la playa). Con él hacían referencia al sentido de liberación implícito en la idea que se tenía de la playa a mediados del siglo XX (un lugar de ocio, de despreocupación y de placer): tras la monótona y tediosa existencia que les ofrecía la sociedad urbana que habían heredado (simbolizada por los adoquines), los estudiantes parisinos aspiraban a una vida más aventurera y divertida (simbolizada por la playa). …

Sin embargo, viendo en qué se han convertido actualmente las playas (y el urbanismos salvaje de las costas), creo que ahora deberíamos dar la vuelta a aquel lema sesentayochista:Sous la plage, les pavés” (bajo la playa, los adoquines).  

Todos estos intentos de llevar a la práctica la utopía, al igual que todos los intentos anteriores, terminaron en fracaso y los sueños sesenteros fueron inhibidos rápidamente durante las décadas de los 70 y 80 por el realismo y el pragmatismo de la triunfante sociedad capitalista. … La mayoría de aquellos jóvenes revolucio-narios abandonaron las ideas utópicas y acabaron adaptándose al sistema que pretendían cambiar: algunos porque consideraron que se había conseguido la parte más importante de sus demandas (democratización, régimen de libertades, derechos humanos,…); otros, simplemente, porque llegaron a la conclusión de que no había una alternativa mejor a la sociedad capitalista. -Los que siguieron apegados a los ideales utópicos quedaron reducidos a grupos marginales.

Surgieron entonces movimientos contraculturales, como el movimiento punk, que, en vista de que los movimientos anteriores no habían sido capaces de remover suficientemente el sistema de valores establecidos, optaron por confrontarlo de una forma más provocadora y descarada, intentando conseguir, al menos si no podían cambiarlo, ridiculizarlo. … Su lema, fruto del pesimismo más radical, fue “No future” (no hay futuro);  por tanto, “carpe diem  (vivamos el presente a tope).

Tras desintegrarse el bloque comunista soviético, como consecuencia de las Revoluciones de 1989  (cuyo máximo símbolo fue la caída del muro de Berlín), la única utopía realizable a nivel mundial parecía ser la de una democracia social-liberal capitalista. Se inició entonces una nueva era, caracterizada por la globalización progresiva de la economía, de la política y de la cultura (“el otoño de las naciones”). … Sin embargo, pronto se pudo comprobar que el proceso hacia una democracia capitalista mundial chocaba con dos obstáculos que parecían  insalvables, al menos de momento: (1) la relativización de los valores democráticos (justicia social, libertad, igualdad, bienestar, felicidad, etc.); y (2) la insostenibilidad a escala planetaria del nivel de vida de los países capitalistas desarrollados. …

Como consecuencia de estas dificultades, y como además la mayoría de los ciudadanos de los países ricos no están dispuestos a rebajar sus niveles de bienestar en aras de un desarrollo sostenible global,  han comenzado a producirse recientemente en esos países una serie de movimientos reaccionarios que, frente a la globalización,  abogan por el fortalecimiento de la soberanía de los Estados y por un mayor control de las fronteras (populismos nacionales). … 

… ¡¡¡Fin de la utopía de un Estado global: vivan las naciones-Estado!!! … (¡QUÉ PENA!)

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