domingo, 22 de enero de 2023

6.8. Las falacias de la lógica informal (argumentaciones erróneas)

 Las falacias informales son argumentos erróneos o engañosos, pero que parecen acertados (correctos);  por lo que resultan convincentes o persuasivos. … Las falacias informales son maneras de razonar que violan las reglas del diálogo argumentativo.  Para detectarlas es preciso prestar una especial atención a los contextos en que se desarrollan los diálogos y a las actitudes comunicativas de los interlocutores. …

Algunas falacias informales se cometen intencionadamente para persuadir o manipular a los demás (sofismas), mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia (paralogismos). …

Hay argumentos que pueden ser legítimos (aceptables) en algunos casos e ilegítimos (inaceptables) en otros; de ahí que, en general,  sea preferible hablar de uso falaz de argumentos cuando nos referimos a las falacias informales. …

A continuación exponemos brevemente algunos de los argumentos falaces más frecuentes:

1.   Argumento “ad hominem” (se ataca al hombre): cuando se rebate la opinión de otro, no con “buenas razones”, sino atacando y desacreditando su persona. … Ej.: “Nietzsche niega la existencia de Dios, pero ¿cómo vamos a creer a alguien que acabó loco?”. …

A veces el recurso a argumentos ad hominem puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando alguien hace notar la falta de estudios específicos de una persona que se atreve a opinar sobre conceptos avanzados de física cuántica; pues ese dato (ser un ignorante en Física cuántica) es muy determinante en relación con el tema tratado. …

2.   Argumento “ad baculum” (se apela al bastón): cuando se impone la opinión, no con “buenas razones”, sino recurriendo  a la fuerza, a la amenaza o al miedo. … Ej.: "No vengas a trabajar a mi restaurante con esa pinta; recuerda que quién paga, manda". …

A veces el recurso a  argumentos ad baculum puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando las autoridades de tráfico, para persuadir a los conductores de que respeten las limitaciones de velocidad (y después de haber agotado los demás recursos persuasivos), les amenazan con multas o les muestran publicitariamente los accidentes que pueden sufrir. ..

3.   Argumento “ad verecundiam” (se apela a la autoridad): cuando se impone la opinión, no con  “buenas razones”, sino apelando a alguna autoridad en la materia, o al prestigio de alguien o de algo. … Ej.: “Eso tiene que ser verdad  porque, además, se lo he oído decir también a Stephen Hawking”.

A veces el recurso a  argumentos ad verecundiam puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando se realiza una tesis doctoral es muy conveniente apoyar los razonamientos citando a autoridades en la materia de que se trate. …

4.   Argumento “ad populum” (se apela al pueblo; a su dimensión emocional): cuando se impone la opinión, no con  “buenas razones”, sino con otras de carácter demagógico o seductor, capaces de suscitar en el auditorio sentimientos y emociones que le lleven a entusiasmarse con lo que se dice, otorgándole su asentimiento. … Ej.: "Tenemos que prohibir que venga gente de fuera: ¿qué será de nuestros hijos si los inmigrantes les quitan el trabajo?"

A veces el recurso a  argumentos ad populum puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando, a través de anuncios publicitarios, se nos intenta convencer de la bondad o calidad de ciertos productos poniéndolos en relación con cosas que suscitan en nosotros sentimientos positivos (siempre, claro, que esa publicidad no sea engañosa). …

5.   Argumento “ex populo” (se apela al pueblo; a la mayoría): cuando se impone la opinión, no con  “buenas razones”, sino apelando a lo que piensa o quiere la mayoría. … Ej.: “Debe introducirse la pena de muerte en nuestro código penal porque eso es lo que quiere la mayoría del pueblo”. …

A veces el recurso a  argumentos ex populo puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando un político defiende la tesis de que hay que reformar la Constitución porque todo el mundo está de acuerdo en ello, y apoya tal afirmación aludiendo a una serie de sondeos y de encuestas en los que  se la respalda masivamente. …

6.   Argumento "post hoc, ergo propter hoc" (después de esto, entonces por causa de esto): cuando se impone la opinión, no con  “buenas razones”, sino apelando a una falsa causalidad (razón por la que también es llamado “argumento de la falsa causa”). … *[La falsa causalidad consiste en creer que una cosa es causa de otra por el simple hecho de suceder antes.] … Ej.: “Como el gallo canta siempre antes del amanecer, el canto del gallo es lo que provoca la salida del Sol”. …

A veces el recurso a  argumentos "post hoc, …”  puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando la relación causal se establece con una suficiente base empírica; caso del médico que dictamina que la cirrosis hepática de un paciente se ha debido al consumo previo y abundante de bebidas alcohólicas por parte de este. …

7.   Argumento “ad ignorantiam (por la ignorancia): cuando se impone la opinión, no con  “buenas razones”, sino apelando al hecho de que hasta el momento nadie ha podido demostrar lo contrario de lo que se defiende. Mediante este tipo de argumento se pretende defender la verdad  de un enunciado por el hecho de que hasta el momento no se ha podido probar que es falso (y viceversa). … Ej.: “Nadie ha podido demostrar hasta ahora que Dios no exista; por lo tanto, Dios existe” o “Nadie ha podido demostrar hasta ahora que Dios exista; por lo tanto, Dios no existe”. …

A veces el recurso a  argumentos “ad ignorantiam”  puede ser legítimo.  … Por ejemplo, cuando un juez dicta sentencia diciendo:Al no haberse encontrado prueba alguna que demuestre la culpabilidad del acusado, este tribunal lo declara inocente” (al menos de momento, y hasta que se demuestre su culpabilidad).

 

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